“Observar todo eso desde la ventana de mi cueva… Y gritar. Gritar que estoy aquí… A corazón abierto”.
Con esas palabras comenzaba Desde Mi Cueva. Una ventana que me ha ayudado a observar cómo es el mundo que me rodea. Cerciorarme, con dolor, cómo los caminos no siempre nos llevan adonde nosotros deseamos; sentir que podemos ser parte de la liberación de un ser amado; apartar las piedras que nos encontramos al caminar, sin que nos importe lo que piensen los demás; comprobar cómo una parte de ti es capaz de afrontar retos difíciles y superarlos; tener la suerte de que una mano amiga, en un momento de desesperación, te ayuda a salir del pozo donde otros te han metido; descubrir que lo que tú creías que era fuerte y duradero, unas máscaras ocultaban su debilidad; no perder nunca la esperanza en el amor…
Durante este tiempo, he aprendido mucho, y ha llegado el momento de compartir con vosotros otros rincones de mi cueva. Un rincón desde donde mostrar la tierra que me vio nacer, donde crecí, donde amé, donde sufrí… Una tierra llena de matices, de sitios remotos, escondidos para muchos de vosotros, y contaros Desde mi pedregal historias mágicas, sorprendentes, y enseñaros, aunque sea desde la distancia, y a mi manera, mi amado pedregal.
De mi cueva puede salir quien quiera. Siempre está la puerta abierta para todo aquel que no le guste lo que vea, no se sienta cómodo o no le interese quedarse porque no encuentra aquello que vino a buscar, pero de igual manera que se van, también entran. Para algunos de los que entran, tengo un lugar especial reservado.
En otro rincón de mi cueva, se une a mi voz, La Voz de Gabirol. Un personaje único, singular, nada convencional, fuera de todo estereotipo. Te mostrará una manera de ver el mundo, que no te dejará indiferente. Podrás encontrar a Gabirol dentro de mi cueva, cuando menos te lo esperes, ya que él entra sin pedir permiso.
Te invito a mi cueva… ¿Me acompañas?