¿Quién es el hombre del barro?
¿Quién se atreve a preguntar
sabiendo que si preguntas
su verdad te la dirá?
Una amiga que no duda
y que sabe
que jamás la mentirá.
Quién es ese poeta sin versos,
ese pescador sin mar,
ese cura sin sotana,
ese psicólogo sin diván.
Quién ese hombre del barro
que sabe que en su final
puede volver al comienzo,
donde aprendió a caminar;
donde el dolor le hizo hombre;
donde amó, ama y amará;
donde impidió que su futuro
lo marcasen los demás.
Quién ese que sabiendo
que irían a por él sin más,
que le partirían la cara,
que le intentarían frenar,
decidió mostrarle al mundo
que todo iba a cambiar.
Quién es ese hombre del barro
que golpea sin piedad,
que atraviesa con palabras
tu alma, tu ser, tu paz.
Quién es ese hombre del barro
al que el miedo visita sin avisar,
pero al que mira de frente,
al que le dice: “Ven ya.
Aquí me tienes, no esperes
que caiga sin pelear”.
Quién es ese que sostiene,
con cuidado y sin dudar,
a ese pequeño milano
que atrapó la oscuridad,
al que encontró desgarrado,
moribundo y sin luchar.
Quién es ese hombre del barro
que estaba con él sin estar,
quien escuchaba en silencio,
y a quien le daba igual
que ese pequeño milano
aprendiese, de nuevo, a volar.
Quién es ese hombre del barro
que no puede abandonar
a quien encuentre indefenso,
a quien quieran maltratar.
Quién es ese que desea
pasar las horas en paz,
con un café y un cigarro,
con sus libros, con su mar;
compartiendo esos momentos,
que jamás olvidará,
con quien le ha dado todo,
por quien él todo lo da.
Quién es ese hombre del barro
que quiere que le recuerden,
cuando llegue su final,
como aquel hombre, y amigo,
que hizo siempre lo que pudo,
sin pedir, sin esperar.
Si le preguntas: ¿Quién eres?
Nadie, te responderá.
Preciosa
Muchas gracias, Bea.