El anciano sólo hacía lo que debía. Nadie lo comprendía. Nadie sabía quién era, por eso decidió alejarse de todo y de todos, hasta que, de nuevo, alguien volvió a llamar a su puerta.
La hoguera. Final.
Nadie supo qué debía hacer, ya que siempre hizo lo que pudo.
La hoguera I
El anciano sólo hacía lo que debía. Nadie lo comprendía. Nadie sabía quién era. Decidió alejarse de todo y de todos, hasta que, de nuevo, alguien volvió a llamar a su puerta.